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EL PATRIMONIO DEL CONCEJO, edificios y otras construcciones de interés en la Provincia de Valladolid será la publicación divulgativa más importante sobre construcciones civiles, privadas o públicas, en la provincia de Valladolid, que se ha hecho hasta la fecha. 

Es el resultado de años de análisis sobre el terreno y estudios documentales llevados a cabo por Jesús Anta Roca, investigador, escritor y divulgador, que se acompañan por fotografías a color e ilustraciones explicativas.

En consonancia con el proyecto, el soporte en el que se publique estará cuidado al detalle. Tapa dura con sobrecubierta, guardas a color y cabezadas a juego. Papel ahuesado de 135 grs...

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En esto consiste El Patrimonio del concejo: adelanto del libro

No obstante este trabajo no obedece a la melancolía ni la añoranza, sino al interés por conocer y  divulgar una forma de vida y un patrimonio que también sirve para explicar nuestros actuales modos de vida: en cierta ocasión escuché a  Joaquín Díaz decir que el ser humano no camina a saltos, sino que avanza de una forma en la que un pie siempre tiene que quedar atrás sobre tierra firme para asegurar que el otro da un paso hacia adelante.

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Este libro es un intento por reflejar un patrimonio que es  testimonio de las generaciones que nos precedieron, del esfuerzo de las personas por disponer de servicios y suministros que en otros tiempos eran duros y penosos; que ha dejado un rastro etnográfico, histórico y cultural que lo eleva a la categoría de modestos monumentos.

También sirve para constatar lo que se  intuye, y es que se ha perdido mucho patrimonio o está en verdadero trance de desaparecer por completo. Un proceso que, sin duda, se ha producido especialmente en los municipios que han crecido rápidamente mediante la colmatación o reforma de su caserío, con un inexplicable sentido de la destrucción,  al mismo tiempo que se expandían como un tsunami devastando todo lo que  encontró a su paso por los alrededores del municipio. Por tanto, permítaseme añadir que el lector o lectora encontrará también que en este libro subyace un punto reivindicativo.

CASAS CONSISTORIALES

Ahora, además de las iglesias, palacios o castillos, las casas consistoriales son, frecuentemente los edificios más interesantes de la mayoría de los municipios vallisoletanos. Algunas, por su antigüedad y apostura, como son las de Alcazarén, Alaejos, Medina del Campo, Nava del Rey y Olmedo, que se construyeron entre 1650 y 1750. Otras, por llevar la firma de arquitectos afamados, tal es el caso del Ayuntamiento de La Seca que, del siglo XVIII, fue el prestigioso Ventura Rodríguez quien realizó los planos.

Los ayuntamientos encierran historia e historias, pues tradicionalmente eran, y son, verdaderos centros multiusos. Ahora albergan los servicios más convencionales: centro de salud, salas de reuniones, oficina de turismo, centro de personas mayores, etc. Pero, antes, estos edificios solían acoger las escuelas, la vivienda para el maestro, el pósito, habitación para consulta del médico, la carnicería, el mesón, la cárcel, el peso… hasta que estos servicios fueron ocupando otros edificios expresamente construidos para ello.

CHOZOS Y GUARDAVIÑAS

Estas construcciones ofrecen al campesino y al pastor una versatilidad total: protección ante las inclemencias del tiempo, lugar de descanso en las largas jornadas, donde dejar los aperos de labranza, o vivienda temporal en determinadas campañas agrícolas y ganaderas. Significa esto que automáticamente no hay que asociar chozos con pastores, pues tienen una amplitud de utilidades vinculadas, además, a la vigilancia: guardas de campo, viñadores, mesegueros (o guardas de los panes), boyeros, etc. Actividades que necesitaban lugares donde resguardarse y cumplir, en ciertas épocas del año, su función de guardería. Estas construcciones diseminadas por toda la geografía vallisoletana, unas con clara especialización, y otras más versátiles, aportaron una verdadera red de protección y refugio durante tantos siglos en los que el campo estaba constantemente “habitado” debido a las numerosas faenas agrícolas y ganaderas, y a los aprovechamientos intensos que se hacía de campos, montes y bosques.

Mas, la gran importancia que ha tenido en la historia y economía vallisoletana el ganado lanar, la actividad en las eras y los majuelos, nos llevan a incidir un poco más en este característico patrimonio etnográfico, aunque solo sea para advertir sobre su precario estado.

PÓSITOS 

Fue durante el siglo XVIII cuando la institución del Pósito alcanzó su mayor importancia económica. Para hacernos una idea de este fenómeno, señalaremos que en 1792 había en España 8.802 pósitos entre públicos y privados. Y de entre los 5.300 públicos, 241 había en Valladolid (hasta 360 tenía en 1773, 110 tenía en 1907 cuando en España quedaban 3.460).

Es decir, casi en cada localidad vallisoletana había un pósito y su correspondiente granero. Esto nos ha legado un patrimonio arquitectónico tan rico como interesante y único. El resultado de este patrimonio se refleja tanto en los edificios existentes, que no son pocos en Valladolid, como en el callejero de muchos municipios, en el que se pueden encontrar fácilmente nombres de calles tales como Pósito, Cilla, Granero, Panera... calle Troja hay en Valladolid. [...]

La institución del pósito ha llegado hasta los años 70 del siglo XX, no prestando grano, por supuesto, sino como caja de préstamo dinerario, cuya administración correspondía al Ayuntamiento, que tenía que transferir al Estado parte de los ingresos. Esto dio a lugar a no pocas desobediencias locales, en las que alcaldes y secretarios, sin negar su obligación, dejaban pasar los ejercicios presupuestarios sin transferir una sola peseta al Estado, considerando que el destino que se daba a aquel dinero poco tenía que ver con las verdaderas necesidades de los pueblos.

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